El Desierto del Monte, Argentina

. martes, 27 de octubre de 2009
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Provincia Biogeográfica del Monte. Los límites en la porción norte (Monte-Puna y/o Prepuna, y Monte-Chaco) según J. Morello, los de la porción sudeste (Monte-Espinal) según A. Cabrera y los de la porción sud-sudoeste (Monte-Patagonia) según R. León y colaboradores [Ñ: Reserva de Ñacuñán]La Provincia Biogeográfica del Monte ocupa un extenso territorio —más de 46 millones de ha—, orientado como una faja de marcada extensión latitudinal (casi 20°, más de 2000 km) que corre al este de la cordillera de los Andes y que, hacia el sur, se ensancha hasta alcanzar el Océano Atlántico (Figura). A pesar de su extensión, la fisonomía y la composición florística (y, en líneas generales, también las características climáticas) son muy homogéneas. La Provincia está caracterizada por la presencia de estepas arbustivas de zigofiláceas, entre las que se intercalan bosques localizados de poca extensión.

Límites

El Monte limita con el Chaco (al NE y al E), con el Espinal (al E), con la Puna y/o la Prepuna (al N, al NO y al O) y con la Patagonia (al O, al SO y al S). Aunque las diferencias con estas unidades son, en general, marcadas y reconocibles, hay zonas donde el límite es difícil de precisar y ha estado sujeto a controversias. En los deslindes Monte-Chaco, Monte-Espinal y Monte-Patagonia se encuentran fajas ecotonales en las que coexisten elementos típicos del Monte y de la provincia vecina. Estos ecotonos son producidos por el avance (o el retroceso) de los límites entre provincias, que se atribuye (1) a factores físicos actuales (e.g., variaciones interanuales del clima) o históricos (e.g., ciclos climáticos del Pleistoceno; véase más abajo: Aspectos históricos), o (2) al impacto de las actividades humanas, que modifican la composición y la fisonomía de la vegetación.
El Monte comienza, en el norte, en las quebradas del Toro y de Capillas (24°35'S, Salta), y se extiende hacia el sur por los Valles Calchaquíes desde La Poma hasta Campo Arenal. En las faldas de las sierras adyacentes está el límite con la Prepuna. Hacia el sur, este límite corre bordeando las sierras del Aconquija y de Ambato por el este, y Fiambalá, Las Planchadas, Famatina, Umango y Punilla —entre otras— por el oeste. Más al sur, por el oeste, el Monte ocupa los valles de los ríos Blanco, Iglesias y Jáchal y el Valle de Calingasta. Allí, el límite con la Puna lo constituye directamente el deslinde oriental de la Cordillera de los Andes. El límite entre el Monte y la Puna y la Prepuna es altitudinal.
Cerca del límite oriental del Monte, en el bolsón de Pipanaco (Catamarca)Al sur de Ambato, al este, comienza el ecotono Monte-Chaco. Bordeando la sierra de Velazco, el límite se corre al oeste hasta alcanzar el río Bermejo y, después de seguirlo, se desvía al sudoeste (Foto), aproximadamente hasta la altura de Capilla del Rosario (en Mendoza). Desde allí sigue una línea que une Capilla del Rosario, Nueva California y La Dormida, y luego toma rumbo sudeste hasta la confluencia del río Tunuyán con el Desaguadero. Este límite —propuesto por J. Morello— coincide con el borde occidental de la distribución de Schinopsis haenkeana y con el de varias especies arbóreas chaqueñas en el noreste mendocino.
Río ColoradoEl ecotono Monte-Espinal comienza donde termina el ecotono Monte-Chaco. El límite corre a lo largo del río Desaguadero-Salado hasta el límite entre Mendoza, San Luis y La Pampa, atraviesa esta última provincia en dirección sudeste hasta los alrededores de Río Colorado (Río Negro, Foto) y luego sigue en línea recta hasta Bahía Anegada, en el Océano Atlántico. Este límite —propuesto por A. Cabrera— coincide con el borde oriental de la distribución de Larrea divaricata y difiere del que propuso J. Morello, el cual, más hacia el sur y el oeste, se recuesta en un hipotético borde de la distribución histórica de Prosopis caldenia.
El límite occidental del Monte, al sur de los 32°S, corre en dirección norte-sur por el centro de Mendoza, apoyado en las estribaciones orientales de los Andes. En algunas zonas de San Juan y en el centro y sudoeste de Mendoza se encuentran áreas ecotonales entre Monte y Patagonia, que se interrumpen para luego reaparecer en el sur de Neuquén, en el centro de Río Negro y en Península Valdés. En el sur de Mendoza (Foto), el límite bordea la Payunia hasta Buta Ranquil (Neuquén). Desde allí sigue en dirección norte-sur, bordeando las serranías y las mesetas del centro de Neuquén hasta cerca de Piedra del Aguila sobre el río Limay. Luego el límite sigue hacia el este bordeando las altiplanicies y mesetas rionegrinas. Cerca del límite occidental del Monte, en el sur de MendozaMás al sur, el Monte ocupa el valle del Arroyo Telsen, la margen norte del Arroyo Perdido y el valle inferior del río Chubut y del Chico, hasta la altura de Laguna Escondida, donde alcanza su punto más austral (44°20'S, Chubut). Finalmente, desde los alrededores de Laguna Grande, el límite corre oeste-este hasta la Bahía Janssen, en el Atlántico. La mayor parte de este límite Monte-Patagonia —tomado del trabajo de R. León y colaboradores— es altitudinal, aunque en su porción sur está además asociado a factores climáticos —en particular, a la influencia de masas de aire atlánticas.

Biogeografía

Varios aspectos biogeográficos del Monte han sido de interés para sistemáticos y ecólogos. Tal vez el más difundido sea la relación entre la flora del Monte y la del desierto de Sonora (México y sudoeste de EEUU), que ha sido centro de una larga controversia —aún no completamente resuelta— basada en la presencia, en estas dos unidades (separadas entre sí por más de 5000 km y un ancho cinturón de vegetación tropical y subtropical), de numerosos géneros y especies comunes (e.g., Larrea, Prosopis, Condalia, Cercidium, Celtis, Opuntia). Esta "disyunción florística" podría explicarse por (1) antiguas conexiones fitogeográficas, (2) migraciones de larga distancia relativamente recientes, o (3) adaptación convergente de taxa polimórficos transtropicales, causas no necesariamente excluyentes entre sí. Las similitudes no están restringidas a las plantas; por caso, ocurre lo mismo con las hormigas granívoras de zonas áridas del género Pogonomyrmex (Foto), presentes en América del Sur extratropical y en el norte de México y sudoeste de EEUU. El parecido ambiental y fisonómico entre ambas áreas promovió estudios detallados (entre 1965 y 1974) en busca de evidencias de convergencia a nivel ecosistémico, en la empresa conjunta de mayor envergadura encarada por biólogos argentinos y estadounidenses, en el marco del 'International Biological Program' (IBP).
El Monte está estrechamente emparentado biogeográficamente con el Chaco y el Espinal, y también con otras áreas de América del Sur, como la Provincia Chilena y zonas más restringidas en Perú y Bolivia. El Monte también adquiere importancia en estudios biogeográficos porque constituiría el área de contacto entre las dos grandes biotas de América del Sur, la Brasílica y la Patagónica.

Aspectos históricos

La información acerca de la edad del Monte y su historia geológica es muy general. En el norte, las tierras estuvieron completamente emergidas desde, al menos, fines del Carbonífero. Más al sur, probablemente hayan estado fuera de la influencia marina desde mucho antes, tal vez desde el Cámbrico, pero sufrieron fases de sedimentación de tipo lacunar, en particular a principios del Triásico. Algunas áreas del sudoeste, en cambio, tuvieron ingresiones marinas hasta el Mesozoico. Las porciones central y austral han estado sujetas recurrentemente a importantes eventos volcánicos.
Las primeras señales de aridez datan del Cretácico. A comienzos del Terciario el ambiente fue haciéndose progresivamente más árido, retrocediendo los bosques mésicos hacia el sudeste de Brasil, el sur de Chile y las pendientes orientales de los recientes (y aún bajos) Andes. De esa época provendría la mayor parte de los antiguos depósitos aluviales de las planicies. La cordillera de los Andes, en el horizonte occidental de ÑacuñánEl área del Monte habría sido, a mediados del Terciario, un ambiente abierto de tipo sabana, con un clima semejante al cálido y seco del Chaco actual. A partir del Mioceno el clima cambió rápidamente a escala mundial, acentuándose las condiciones de aridez. Entre el Plioceno y el Pleistoceno se completó el ascenso de los Andes (Foto), que provocó un efecto de barrera para los vientos húmedos del oeste acrecentando la aridez en el área. La formación definitiva del ambiente árido se dio al completarse la elevación de las Sierras Pampeanas que bloquearon, en el norte, los vientos del Atlántico.
Durante el Pleistoceno, los principales eventos estuvieron asociados a los períodos glaciales. Las fluctuaciones climáticas (principalmente la alternancia de condiciones secas y húmedas) habrían sido mucho más pronunciadas durante ese período que en los tiempos posteriores. Las temperaturas variaron unos 3-6°C. En el extremo sudeste del Monte, sobre el Atlántico, ingresiones y regresiones marinas estuvieron asociadas a ascensos y descensos del nivel del mar. En áreas muy restringidas de las zonas montañosas hay registros de la presencia de glaciares. En el sur-sudeste del Monte actual hubo lagos glaciarios, mientras que un lago continental, formado a partir de aguas de deshielo, habría ocupado parte de lo que hoy es San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja. La zona norte del Monte podría haber sido el extremo noroesteUn bolsón en el Monte austral, en el norte de Neuquén de un extenso lago conectado con el Océano Atlántico. Sin embargo, el grado de fluctuación climática durante el Pleistoceno en el Monte está sujeto a controversias.

Geomorfología y clima

El Monte es fisiográficamente muy variado: ocupa bolsones (Foto), laderas bajas y valles intermontanos (en el norte), travesías y llanuras —generalmente arenosas (Foto)— (en el centro y al este) y laderas, mesetas bajas y amplios valles (en el sur). Llanuras arenosasLos gradientes topográficos son siempre pronunciados hacia el oeste, donde los Andes forman una barrera continua. En el norte hay también un gradiente marcado hacia el este por la presencia de las Sierras Pampeanas. Estas dos barreras orográficas ("sombras de lluvia") son una de las causas principales de la aridez del Monte. Los suelos son predominantemente arenosos y profundos, muy permeables, pero localmente se pueden encontrar distintos tipos, desde arcillosos hasta rocosos, dependiendo de la pendiente, de la elevación o de las características microclimáticas.
El clima en el Monte es cálido y seco. Una característica notable es la isotermia: a pesar de su gran extensión latitudinal, las temperaturas promedio solo varían entre 13.4° y 17.5°C. Algo más variables son las mínimas y máximas promedio. Río Diamante, a la altura de Monte Comán, MendozaLas precipitaciones muestran un marcado gradiente este-oeste y son muy variables: entre 80 mm y alrededor de 300 mm anuales (con algunos registros excepcionales), aunque en pocos lugares superan los 200 mm. La estación seca dura hasta un máximo de nueve meses y las lluvias están restringidas al verano, excepto en el sur (en particular, al sur del río Diamante, Foto) donde tienden a distribuirse más regularmente a lo largo del año.

Vegetación

La fisonomía del Monte es relativamente simple: una estepa de arbustos en la que aparecen bosques abiertos de poca extensión localizados en áreas con provisión continua de agua.
Estepa de jarillasLa estepa arbustiva ocupa la mayor parte del Monte. El tipo de estepa más extendido, y el que le otorga unidad fitosociológica a la Provincia, es el jarillal o estepa de Larrea (jarilla, Foto). Se trata de matorrales de 1.5-2.5 m de altura (no sobrepasa los 3 m), con arbustos de follaje permanente y de ramas inermes. Siempre predomina alguna especie del género Larrea (generalmente Larrea divaricata o Larrea cuneifolia). Secundariamente, aparecen cactáceas (en el norte), o árboles bajos y arbustos de porte mediano, como Bulnesia spp., Monthea aphylla, Bougainvillea spinosa, Cassia aphylla, Cercidium praecox, Chuquiraga erinacea, Prosopis alpataco y Zuccagnia punctata. La cobertura de herbáceas es espacialmente variable, dependiendo de la variabilidad en las precipitaciones y del impacto de la ganadería. En el piedemonte se desarrolla una estepa espinosa constituida principalmente por especies del género Plectrocarpa. Otros tipos de matorrales son de carácter edáfico: jumeales (Suaeda divaricata) y zampales (Atriplex spp.), ambos asociados a condiciones halófilas o salinas; cardonales, en laderas rocosas en el norte; estepas de los médanos; y chilcales (Baccharis salicifolia), en suelos húmedos.
Los bosques, en el Monte, son comunidades edáficas. Se presentan en márgenes de ríos o en zonas de subsuelo húmedo con napa freática poco profunda; en ambos casos los árboles tienen agua a disposición de las raíces durante todo el año. Un algarrobo (Prosopis flexuosa) grande, en la Reserva de ÑacuñánEl tipo más común de bosque es el algarrobal o bosque de Prosopis (algarrobo). Es un bosque abierto (i.e., las copas de los árboles, aparasoladas, no se tocan entre sí y dejan grandes claros) con árboles espinosos de altura variable (hasta 15 m) y de follaje deciduo. La principal especie arbórea es Prosopis flexuosa (Foto), que puede estar acompañada por Prosopis chilensis, Jodina rhombifolia, Geoffroea decorticans (Foto), Prosopis alba y Prosopis nigra. El estrato arbustivo, generalmente espinoso, suele estar bien desarrollado,Chañar (Geoffrea decorticans)destacándose Capparis atamisquea, Schinus polygamus yCondalia spp., mientras que el estrato herbáceo, en general, es pobre. Los algarrobales se ubican en el fondo de bolsones (en las galerías de los ríos o rodeando salinas), en la base de conos de deyección, en lugares con corriente subterránea o en sitios con la napa freática poco profunda (no más de 20 m). Otro tipo importante de bosque es el de sauce (Salix humboldtiana), con árboles de hojas enteras, sin espinas y con buena cobertura de pastos, que acompaña las márgenes de los ríos permanentes. Otros bosques presentes en el Monte son los arcales (Acacia visco) de las quebradas en las nacientes de ríos y arroyos, y los maitenales (Maytenus boaria) que acompañan a los ríos en la porción central y austral.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una vergüenza lo publicado como
El Desierto Del Monte, Argentina Publicado por Jesús García en 02:16 . martes 27 de octubre de 2009, ya que es una copia de lo publicado en la pagina de Ecodes, Grupo de Investigacion en Ecologia de Comunidades de Desierto (grupo de investigación al que pertenezco). Han copiado sin siquiera citar la fuente real, es una violación a los derechos de propiedad intelectual.
Les dejo el link a la pagina de Ecodes para que lo citen como corresponde o borren lo publicado.
http://www.ege.fcen.uba.ar/Ecodes/Proyectos/Area/Monte.htm

Jesús García dijo...

Estimado amigo, en primer lugar presentarle mis más sinceras disculpas por el error cometido al enlazar la página de ECODES de dónde obtuve este magnífico artículo. De no haberlo considerado así, no lo hubiera incluido en mi blog sobre suculencia. Si comprueba la primera frase del artículo, entrecomillada, verá que corresponde a un enlace, pero que da error de redireccionado. Elegí dicha frase para redireccionar a la web de su equipo de investigación, pero está claro que se produjo un error, que pude cometer yo mismo al enlazar.
En segundo lugar quiero agradecerle el interés que ha mostrado al apercibirme del error cometido, lo que me ha permitido subsanarlo. De no ser por personas que como usted dedican su esfuerzo humano a la investigación de hábitats desérticos de manera profesional, aficionados como yo no podríamos disfrutar del mero hecho de difundir este conocimiento que ustedes comparten con el resto del mundo en su web.
Gracias.

Jesús García dijo...

Curioseando un poco más en su estupenda web de ECODES, que tuve la suerte de encontrar una de esas largas noches de verano indagando en internet en busca de más y mejor información sobre temas de mi interés, he descubierto esta magnífica frase, recogida en un artículo publicado en 1994, "Aportes de la ciencia básica a la cultura y la sociedad", por D. Luis Marone, Doctor en Ciencias Biológicas, miembro del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Mendoza, Argentina:
"El científico sabe que sus ideas son efímeras, pero que forman parte de una construcción que tiene sentido, que lo acerca a verdades cada vez más profundas, algunas de las cuales tienen importancia práctica y otras no".
Me parece un pensamiento francamente bueno y recomendable.

Para tomar consciencia...